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Historia de la Fundación Águilas del Zulia

 

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Por Alexander Mendoza / Cortesía LVBP | Miércoles 11 de Agosto de 2021.

Caracas.- Wilson Álvarez estaba en medio de una brillante actuación con el Birmingham, filial del sistema de granjas de Chicago, cuando fue promovido a las Grandes Ligas para subir al montículo del Memorial Stadium de Baltimore, en el partido vespertino entre los Medias Blancas y los Orioles, el 11 de agosto de 1991.

El recluta, que no había podido sacar outs en su debut en las Mayores con los Rangers de Texas dos años antes, ponchó a los tres primeros hombres que enfrentó en el cierre de la primera entrada y comenzó a transitar la senda que lo llevaría a convertirse en el primer venezolano con un partido sin hits ni carreras en la Gran Carpa.

Álvarez, que contaba 21 años de edad entonces, ocupó el puesto en el roster de 25 de su compatriota Ramón García, luego de participar en 23 encuentros en Doble A y exhibir balance de 10-6, con 1.83 de efectividad, en 152.1 innings en los que sumaba 165 ponches. El zurdo había iniciado la campaña como el prospecto 91 del beisbol, de acuerdo con la publicación Baseball America.

“Todavía lo recuerdo, un domingo. Me subieron una noche antes, de Doble A. Recuerdo que había mucho nerviosismo, ansiedad también, con ganas de hacerlo bien, con adrenalina, porque todos saben que en mi primer juego no pude sacar de out a nadie. Y año y medio después se me dan la oportunidad otra vez y pasó lo del no hit no run. Antes del juego solo decía: ‘Dios mío, que no me pase otra vez lo de hace dos años’. Después que saqué el primer out las cosas se calmaron un poquito”, recordó Álvarez, de acuerdo con un reporte de Cárdenas Sports Media.

Camino a su hazaña, el zurdo vivió momentos de tensión. En el séptimo capítulo, Cal Ripken Jr., conectó un machucón frente al plato, que recogió sin perder tiempo el catcher Ron Karkovice, pero su tiro fue alto y el corredor llegó a salvo a la inicial. Después de algunos minutos, la jugada fue decretada error por el anotador oficial Phil Wood. Más tarde, en el octavo, Chris Hoiles conectó un elevado corto entre el jardín central y el derecho, que amenazaba con caer imparable, pero apareció el guante de Lance Johnson, que de cabeza capturó el batazo y conjuró la amenaza.

“Salió el batazo y lo que decía era: ‘Dios mío, agarrála… Agarrála… Agarrála’. Y cuando él se tiró, que levantó el guante, en esa misma dirección estaba la pizarra. Ahí fue cuando me di cuenta que estaba tirando no hit no run”, precisó el marabino, que el pasado 24 de marzo cumplió 51 años de edad.

En el noveno episodio, Mike Deveroux falló con elevado al jardín central. Luego el dominicano Juan Bell se ponchó, pero de inmediato Ripken Jr. y Dwigth Evans negociaron boletos.

“Las dos bases por bolas fueron disimuladas. El manager Jeff Torborg me dijo, por intermedio de Karkovice, que lanzara bastante fino”, declaró Álvarez al diario Meridiano, el 13 de agosto de 1991.

El último out fue Randy Milligan que esa tarde trataba de extender su cadena de 11 encuentros con al menos un imparable. El inicialista y bateador derecho, en cuenta de 1-2, abanicó una curva contra el suelo para terminar con el partido y convertir al criollo en el primer zurdo en la historia de los Medias Blancas en lograr un no-hitter.

El desafío concluyó 7-0, con Frank Thomas colaborando con un jonrón y tres remolcadas, mientras Oswaldo Guillén anotaba un par de veces.

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El sensacional estreno de Wilson Álvarez con los Medias Blancas, le llevó a ganarse el apodo de "El Intocable"

“Nunca pensé que iba a lanzar un partido sin incogibles. Cada vez que voy al montículo, trato de hacer lo mejor que puedo. Solo seguí a Karkovice. Cada lanzamiento que me pedía lo hacía”, señaló a Meridiano, dos días después de su inolvidable encuentro.

Como todos los años, Álvarez recibe mensajes de aficionados que todavía lo felicitan y le rememoran su hazaña.

“Seguiré dándole las gracias, siempre voy a estar agradecido con esas personas que siempre lo recuerdan, que me escriben por Instagram felicitándome, que sí vieron el juego, y todas esas cosas que me hacen sentir especial, porque la gente aprecia lo que hice y yo también aprecio todo lo que ellos hacen por mí”, apuntó.

Un par de campañas más tarde, Álvarez compilaría el mejor año para un pitcher venezolano hasta ese momento, al terminar 1993 con récord de 15-8 y un promedio de 2.95 carreras limpias en 207.2 innings.

Más tarde, durante el receso de temporada de 1997, el gerente general de los Mantarrayas de Tampa Bay, Chuck LaMar, lo convirtió en el zurdo mejor pagado en las Mayores tras firmarlo como agente libre por cinco años y 35 millones de dólares. Pero Álvarez, que a los 27 años de edad tenía un récord vitalicio de 71-54 (.568), no volvió a ser el mismo por las lesiones.

“El Intocable” se retiró en 2005, tras 14 campañas divididas entre Rangers, Medias Blancas, Gigantes, Mantarrayas y Dodgers.

Actualmente, el zuliano es parte del cuerpo técnico de Pericos de Puebla, equipo que está en la postemporada de la Liga Mexicana de Bbeisbol. Mientras se alista para ser coach de pitcheo de Leones del Caracas en la próxima temporada de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.